¿De verdad es tan peligroso mi neceser?

El prestigioso diario de tirada nacional, El País, publica en su edición del jueves, 7 de agosto de 2008 un artículo muy interesante de Abel Grau y Elena G. Sevillano, que lleva por título ¿De verdad es tan peligroso mi neceser?

Si no sois lectores habituales de la edición impresa de este rotativo, no está de más echarle un vistazo a este artículo en la edición digital de El País. El artículo trata de la importante quiebra de derechos fundamentales que supone la aplicación del Reglamento de la Unión Europea nº 1546/2006, y su famoso anexo secreto de sustancias prohibidas, unas normas secretas que parecía que habían sido desterradas de los ordenamientos democráticos desde que en 1918, con el estallido de la revolución rusa, se hicieron públicos los acuerdos y tratados secretos entre los Estados y potencias beligerantes y que llevaron a la muerte a millones de personas en la gran guerra.

Asombra que hoy en día cuando se discute precisamente en la Unión Europea, al menos en el plano formal, sobre el avance hacia una mayor cota de derechos democráticos, esta iniciativa se vea frenada en varios frentes, valga como ejemplo la paranoia sobre seguridad antiterrorista importada de los EE.UU, o por la legislación dictada al uso y fruto de la oportunidad generada por la actualidad informativa de los medios de comunicación, así ha ocurrido con este reglamento o con la discutida directiva de retorno de emigrantes, que hace plantearte sobre el modelo de construcción europea que se está impulsando desde Bruselas y también desde los gobiernos nacionales, una dinámica que ha sido cuestionada por el electorado irlandés y que da qué pensar si en verdad todos los ciudadanos no deberíamos pronunciarnos sobre el actual modelo de construcción europea, que parece cada día menos social, más alejado del ciudadano común y más preocupado por construir esa Europa, que en medios sindicales hace más de una década se definió como la Europa de los mercaderes, una Europa en la que prima el beneficio económico a corto y medio plazo más que la cohesión y estructuración social a largo, y donde prima también el flujo económico con dictaduras como la República Popular China en detrimento de las libertades individuales y colectivas propias y ajenas, tal como es patente con el amparo y tolerancia que reciben las autoridades chinas en sus excesos autoritarios e imposiciones en materia de libertades de expresión, limitaciones en materia de comunicación y acceso a Internet o derechos humanos, todo ello en aras de la fraternidad olímpica o quizá mejor en aras de la fraternidad económica.

En todo caso vale la pena leer este trabajo que podéis visualizar en el siguiente link:

El País.

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